Jóvenes y política ¿ enamorándose nuevamente? (*)
Muchos jóvenes se autodenominan apolíticos, incurriendo en una falacia, pues política es el proceso orientado ideológicamente a la toma de decisiones, los jóvenes toman decisiones, algunos en los pasillos, en sus círculos sociales, en su familia, para el proyecto de su vida, etc. Es entonces el hombre un animal político mientras sea capaz de tomar decisiones, de velar por los intereses sociales y personales, es un zoo politikón como Aristóteles así lo planteaba.
Pero es cierto que los jóvenes están desencantados con la política tradicional, pues se encuentran con partidos y políticos que llegada la hora de las elecciones los utilizan y realizan publicidad engañosa respecto a sus promesas.
Sostengo con convicción que las nuevas generaciones estamos involucrándonos, reinsertándonos, si bien lentamente, en lo que es la política
El desafío es generar, por una parte, un proceso permanente de fomento de la participación de los jóvenes, tanto en el ámbito social como político, y por otra, ampliar el concepto de lo político, en el sentido de que la política no se agota en el sistema político tradicional, sino que va mas allá, la política hecha sus raíces en la vida social, por ejemplo pasar a formar parte de los grupos intermedios, (Juntas de vecinos, clubes deportivos, clubes literarios etc.)
Es preciso generar un proceso permanente que fomente la participación de los jóvenes, de manera real y concreta, no sólo transformarlo en un resorte en periodos de elecciones, sino que hacerlo objeto de políticas públicas serias y permanentes
La política se renueva gracias a los jóvenes, es por esto que el énfasis debe realizarse en la educación. Una educación de calidad, una educación que permita el pleno desarrollo de las habilidades de los estudiantes, una educación que en su espectro permita una cultura cívica enriquecida; educación que permita a los jóvenes, futuros políticos del país, tomar el bastón de esta gran posta que es el desarrollo, o por lo menos lo que se supone que es así.
Jóvenes, démonos cuenta de que la política no es un monstruo horrible al que nunca podremos transformar. Para empezar, debe quedarnos claro que la política no es algo ajeno a nosotros, sino que nos afecta y mucho en muy numerosos aspectos de nuestras vidas presentes y futuras.
De las políticas públicas y la legislación dependen muchas de nuestras acciones, también dependen desde la vida cotidiana de nuestra ciudad hasta los problemas macroeconómicos del país.
La política no sólo puede sino que debe ser transformada, y es nuestra obligación moral hacerlo, aquellos jóvenes que pensamos que tiene y puede ser diferente.
Las instituciones y estructuras socio-políticas de la actualidad son tan finitas como las personas que las integran y, en la medida en que jóvenes participativos, honestos con ideas nuevas participemos, iremos ganando espacio a la vieja forma de hacer política.
Somos los jóvenes los futuros atletas de esta posta hacia el desarrollo de una sociedad mas justa, solidaria y democrática.
*(Escrito por miembro del Instituto)
